miércoles, 12 de mayo de 2010

CRÓNICA DE UN MAL DÍA

Antes de las diez de la mañana he visto -en la prensa digital- la noticia del día, la rebaja de un 5% en los salarios de los funcionarios públicos. La medida me afecta directamente, y calculo que supondrá unos 90 euros de mi sueldo mensual. Como es lógico, ha sido un disgusto.

No ha sido la única medida presentada hoy por el gobierno. ¿Por qué estas medidas tan drásticas? ¿Por qué ahora? Todos hemos visto en los últimos tiempos los ataques especulativos contra países de la zona euro, especialmente Grecia, y después, Portugal y España. La estabilidad de la moneda única está en juego, dada la delicada situación de las finanzas públicas de los países europeos. La respuesta de la Unión Europea ha sido contundente, estableciendo un fondo de rescate permanente para cualquier país de la Unión que lo necesite, dotado de 750 mil millones de euros. Sin embargo, este acuerdo lleva consigo una compromiso más estricto en la reducción de los déficit públicos. España había establecido un calendario de medidas económicas encaminadas a llevar el déficit público al 3% en 2013. Ahora ese calendario se ha visto acelerado con medidas adicionales que hagan más abrupta la reducción de éste déficit. Por tanto, las medidas tomadas no obedecen a la urgencia de que "se ha acabado el dinero" o cosas por el estilo, sino al compromiso adoptado por los países europeos. Compromiso que no sólo se toma por la situación española, sino por otra serie de países que tienen cifras de déficit público iguales o superiores a las de España y tasas de endeudamiento también superiores (estamos hablando de países como el Reino Unido, Portugal, Italia, Irlanda, Bélgica y, en menor medida, Francia y Alemania).

Por tanto, las medidas se toman ahora porque el acuerdo europeo se ha tomado ahora. Y se toman por un compromiso de todos en la UE, no porque la situación se haya ido de las manos en cuestión de dos días.

Para mí ha sido un día doblemente difícil. Como funcionario afectado por la rebaja de sueldo prevista y como militante socialista, obligado a hacer pedagogía de unas medidas duras que serán difíciles de digerir, sin duda. Más aun reconociendo que no estoy totalmente de acuerdo con las propuestas del presidente del gobierno, más allá de que me afecten personalmente.

Los funcionarios constituyen una masa de trabajadores con una ventaja que, en el contexto actual, puede considerarse un privilegio: no están expuestos al despido. Por ello creo que es razonable afrontar el sacrificio de la reducción de sueldo para contribuir a sanear la Hacienda Pública, lastrada por la cota de desempleo de nuestra sociedad. Sin embargo, no hay que perder de vista que los funcionarios, por muy afortunados que sean en sus condiciones laborales, no dejan de ser trabajadores. Y es triste que, finalmente, sean los trabajadores los que carguen con la factura de la crisis. Como mínimo la medida de recorte debería ir acompañada de un compromiso firme de compensar la rebaja a partir de 2012, sin perjuicio de los incrementos salariales que corresponda aplicar a partir de ese año.

El llamado cheque-bebé quizá fue desde siempre un exceso. No por la medida en sí, sino por el hecho de que no es una ayuda progresiva. Esto es, la cobra igual una madre desempleada que otra que ocupe una posición de alto nivel en cualquier empresa. En mi opinión, esta prestación se debería mantener para las rentas bajas, haciéndola progresiva para rentas medias y eliminándose para las rentas altas. Su eliminación supone una "marcha atrás" en la política fiscal del gobierno. Puestos a desdecirse, se podría haber reintroducido el Impuesto sobre el Patrimonio, lo cuál aportaría incluso más recursos al Estado.

El resto de las medidas de ajuste que se proponen afectarán a otros gastos importantes del Estado, entre ellos infraestructuras y gasto farmacéutico. Si bien los planteamientos que se hacen pueden ser razonables, algunos casos son especialmente dolorosos, como la congelación de las pensiones en 2011 (a excepción de las mínimas y las no contributivas).

En resumen, un compendio de medidas de ajuste económico severo que van a pagar las personas con rentas medias y bajas. ¿Y a la banca no se le puede pedir nada más? ¿Y a los empresarios tampoco? Comprendo que es un momento difícil para apretar las tuercas a aquellos que se supone que tienen que crear empleo, pero el resultado de todo esto es una injusticia tan clamorosa que no podemos callar ante ella, ni siquiera los que nos sentimos comprometidos con el partido que sustenta al gobierno. Espero que más temprano que tarde podamos ajustar cuentas con todos aquellos que nos han traido a esta situación con su codicia y su falta de escrúpulos. No hablo de venganza, sino de ajustar cuentas en el sentido estricto de la expresión. Que nos devuelvan todo lo que estamos teniendo que pagar los trabajadores por su culpa.