viernes, 9 de diciembre de 2011

¿QUIÉNES SOMOS? ¿DE DÓNDE VENIMOS?

El PSOE es uno de los grandes partidos políticos socialdemócratas europeos, con más de 130 años de historia. Es un partido que nació en la clandestinidad y que ha tenido representación parlamentaria desde principios del siglo XX, con la  sola excepción de los períodos de dictadura. Hemos participado en distintos gobiernos de España, en la II República -incluyendo la Guerra Civil- y tras la restauración de la democracia en 1977, asumiendo responsabilidades de Estado tanto en épocas de bonanza como en épocas convulsas política o económicamente. Hemos tenido las lógicas modulaciones de nuestro programa ideológico en tan amplio y diverso período histórico, que abarca desde la aparición misma del movimiento obrero al auge del neoliberalismo, pasando por la lucha antifranquista, el exilio, e incluso, en algunos casos, la persecución nazi.

Debe quedar fuera de toda duda, por tanto, que el PSOE sobrevivirá a la situación de crisis que vive actualmente. Debe quedar claro, también, que el Partido Socialista ha sido siempre, y seguirá siendo, un partido plural donde no solo existe la discrepancia sino que ésta se entiende como algo saludable. El PSOE redefinirá su oferta programática y renovará democráticamente su liderazgo para los próximos años. Porque lo queremos los socialistas y lo sabremos hacer, porque el partido lo necesita y porque es bueno para el país. Hemos sido y somos -a pesar de los errores- la gran referencia socialdemócrata en España. Y asumimos el compromiso de seguir siéndolo. Somos y seremos un partido con vocación de gobierno, de transformar la sociedad desde el poder democráticamente elegido.

Venimos de una legislatura sepultada de principio a fin por la crisis económica -la peor en el mundo desde 1929- y de sendas derrotas electorales en mayo y noviembre, severas, que nos han desalojado del poder en prácticamente todos los niveles de la administración pública. En la prensa progresista, se suceden distintas publicaciones sobre la derrota y sus causas. Como sabemos, el análisis de resultados  a toro pasado es uno de los grandes deportes nacionales. Es curioso cómo cambian las opiniones del "es difícil, pero hay partido" al "ya te lo decía yo", en cuestión de días. A partir de la desastrosa derrota se han puesto en cuestión cosas que prácticamente no se discutían antes, y se pone en duda la cualificación de personas que eran casi superhéroes de la política hasta el pasado día 20.

La opinión pública progresista que encumbró a José L. Rodríguez Zapatero como líder indiscutible del PSOE se empeña ahora en desligar los resultados electorales de la crisis económica y la situación de emergencia social que vive el país. La misma opinión pública progresista que vio en Rubalcaba el enemigo imbatible para competir electoralmente con Rajoy -y que, en algún caso, se decantó claramente a su favor en una posible pugna con Chacón por la candidatura- se empecina en minar su imagen como posible candidato a la secretaría general por su "demostrada" incapacidad de ganar las elecciones. Incluso, lo que es peor, algunos "históricos" -y a veces histéricos- líderes de nuestro partido parecen andar en su particular ajuste de cuentas, olvidando que han sido supervivientes de la política desde hace más de 30 años, entre otras cosas, por el beneplácito de la dirección del partido a la que ahora -solo ahora- se permiten criticar. Alguno de estos hist[oé]ricos viene ahora a ilustrarnos sobre las supuestas virtudes -alguna bastante folclórica- que deben adornar al futuro líder del partido, mientras ciertos editoriales se toman la licencia de indicar quién debe dimitir, cuándo y cómo se debe renovar la dirección del partido. Ya está bien.

Por supuesto, todas las opiniones anteriores son respetables, faltaría más. Y la autocrítica en el seno del PSOE no solo es necesaria, es absolutamente ineludible. Una autocrítica severa, pero sin flagelaciones. Tenemos que ser coherentes con nosotros mismos. En mi opinión, los gobiernos socialistas de estos últimos años han cometido errores importantes. Errores que ahora hay que valorar con serenidad y a los que hay que buscar alternativas para el futuro. Pero nada ganaremos convirtiendo en cabezas de turco a Zapatero y Rubalcaba, después de haber justificado sus actuaciones y/o haberles "empujado" a una candidatura que ya sabíamos que era misión imposible. Claro que no podemos echar la culpa de la derrota exclusivamente a la crisis económica, pero tampoco podemos obviar que ésta ha sido determinante para configurar la intención de voto de la gente. ¿O tenemos que aceptar ahora que Zapatero ha sido tan nefasto presidente que cavó su fosa política y la de su sucesor como candidato? ¿Pondremos en cuestión ahora la eficacia indudable y la habilidad política de Rubalcaba, más que acreditada desde numerosos cargos desde los años 80? Hagamos autocrítica, compañeros y compañeras, amigos simpatizantes, pero en serio.