sábado, 14 de enero de 2012

¿ADÓNDE VAMOS? (II)

El Partido Socialista tiene que reformular su proyecto para la sociedad española. Y lo tiene que hacer buscando su inspiración en los principios que siempre han orientado sus políticas: la defensa de la igualdad de oportunidades y la solidaridad. En estos días de debate precongresual y entre los -por ahora- dos candidatos al liderazgo del partido se habla de coherencia entre lo que se dice y se hace, de vuelta a los valores clásicos de la socialdemocracia, etc. Enunciados tan llenos de buenas intenciones como vacíos de concreción. Como decía en la anterior entrada del blog, me propongo aportar ideas concretas con las que renovar la oferta programática del PSOE y que creo que debería asumir la dirección del partido que surja del próximo congreso, independientemente de quién se alce con la Secretaría General. Sin ánimo de ser exhaustivo, ahí van unas cuantas:
  • Reforma de la Ley Electoral. La representación parlamentaria de los distintos partidos políticos no siempre corresponde, de forma proporcional, con su número de votos. Esta situación, independientemente de a quiénes beneficie o perjudique, no es justa. El Partido Socialista debe apostar con decisión por la reforma de la legislación electoral para cambiar esta situación. No es tiempo de egoismo partidista, sino de defensa radical de la igualdad para todas las opciones políticas elegidas por los ciudadanos.

  • Promover una mayor participación ciudadana directa en los asuntos públicos. La democracia representativa sigue siendo, a mi entender, una forma de gobierno de plena vigencia. Sin embargo, es deseable favorecer una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones. Debe impulsarse la consulta directa de la opinión de la ciudadanía mediante el mecanismo de referendum. Sin que esto suponga el abuso de convocatorias electorales, pues dichos referendums podrían realizarse aprovechando una convocatoria electoral de otro tipo.

  • Desarrollo de una Ley Orgánica de la Corona. Se trataría de una norma con el máximo rango legal -excepción hecha de la propia Constitución- que regule de forma clara las funciones de los miembros de la Casa Real, especialmente del heredero -o heredera- del trono, así como su régimen jurídico y económico, estableciendo mecanismos de fiscalización de la asignación presupuestaria destinada a la Casa del Rey.

  • Redefinición de las relaciones Iglesia - Estado. El acuerdo Iglesia - Estado de 1979 se ha convertido en un tratado anacrónico que da amparo a múltiples situaciones incompatibles con el propio ordenamiento constitucional. A estas alturas, se hace necesaria su sustitución por otro acuerdo basado en el carácter no confesional del Estado que ponga fin a la situación de injustificable privilegio -fiscal y económico- que posee la Iglesia Cátólica en España.

  • Ley de retribuciones de cargos públicos. Siempre ha habido sueldos de cargos públicos contrarios a toda ética política, pero en este tiempo de crisis económica, ciertas retribuciones solo pueden calificarse de escandalosas. La ciudadanía no entiende que los cargos públicos puedan fijarse sus propios sueldos. Conocemos innumerables casos de desproporción entre el sueldo público y el cargo que se ostenta, como ocurre con los alcaldes que tienen sueldos que superan al del propio presidente del gobierno. Es necesario introducir coherencia y mesura en este ámbito, estableciendo una norma legal donde se regulen las cuantías -mediante horquillas razonables- que deben percibir nuestros cargos públicos, en todos los niveles de la administración. También se deben establecer límites razonables a las retribuciones complementarias, como dietas, gastos de representación, planes de pensiones, etc. Los ciudadanos no pueden seguir teniendo la sensación de que sus políticos forman una casta privilegiada que mantiene un estatus económico desproporcionado y, como ocurre ahora, intolerable dada la situación económica que vive el país. 

  • Introducir el debate sobre la elección directa de alcaldes. Es una propuesta para la reflexión: elección directa de alcalde/alcaldesa y listas abiertas en la elección de concejales/as. Podría suponer un paso de acercamiento a la ciudadanía, que vería que puede, con su voto, elegir de forma irrevocable al que quiere que sea su alcalde. Además, haría imposibles las mociones de censura en los ayuntamientos, contribuyendo a la erradicación del transfuguismo.

  • Promover nuevas políticas de conciliación de la vida familiar y laboral. En España tenemos un concepto de conciliación equivocado. La conciliación no puede consistir exclusivamente en "guardería de ocho a ocho", aunque este tipo de servicios son necesarios. Pero esto no concilia nada. Se consigue que los padres y madres puedan trabajar a costa de renunciar a compartir el tiempo necesario para la educación y el disfrute de sus hijos/as, pero nada más. No se concilia, se hace posible optar por el trabajo en lugar de por la familia, y esto es un error que pagamos más tarde, con adolescentes frustrados que nutren las cifras de fracaso escolar. Hay que ir a políticas de racionalización de horarios de trabajo, de flexibilidad en el cumplimiento de las obligaciones laborales, de ampliación de los permisos de maternidad y paternidad si queremos verdadera conciliación.

  • Reforma fiscal integral. Es, quizá, la gran tarea pendiente y el gran fracaso de nuestros gobiernos de los últimos años. Hay que abordar una reforma global del sistema tributario para conseguir que sea realmente progresivo y que pague más, de verdad, quien más tiene. Tiene que acabarse el hecho de que las grandes empresas, en España, tributen a tipos de mileurista. Porque no nos lo podemos permitir si de verdad queremos mantener y mejorar el Estado de Bienestar que hemos desarrollado. Y sobre todo, porque es una terrible injusticia.

  • Recuperación de la banca pública. Si alguna lección nos deja esta crisis es que el Estado tiene que tener una presencia en la economía que ejerza una función regulatoria y de contrapeso al poder financiero. Por eso, deberíamos plantearnos la recuperación de la presencia del Estado en sectores estratégicos. Entre ellos, y para empezar, en la banca.
  • Federalización de la recaudación tributaria. Las comunidades autónomas realizan prácticamente la mitad del gasto público que se realiza en España. Sin embargo, es el Estado quien sigue dando la cara a la hora de recaudar impuestos a través de la Agencia Tributaria. Esto conlleva una cierta relajación a la hora del gasto en las comunidades autónomas, ya que saben que, cuando necesitan más dinero, no se van a "retratar" ante el ciudadano cobrándole impuestos, sino que el Estado lo va a hacer en su nombre y le va a transferir los recursos correspondientes. Se llega a la paradoja de que ciertas comunidades prescinden de ingresos como el Impuesto de Sucesiones y Donaciones o el Impuesto de Patrimonio, pero luego dicen que el Gobierno de la Nación "las asfixia económicamente" cuando les falta dinero. Habría que reflexionar sobre cómo acabar con esta situación, promoviendo un sistema de financiación definitivo de las comunidades de régimen común, que haga que las comunidades den la cara recaudando los tributos que tienen cedidos.
Estas son, en mi opinión, las líneas de actuación más importantes del PSOE para los próximos años. Mi candidato/a a la Secretaría General será aquel/aquella que asuma este tipo de propuestas. Insisto en que, hoy por hoy, creo que quien mejor representa estas ideas es Alfredo Pérez Rubalcaba.

domingo, 8 de enero de 2012

¿ADÓNDE VAMOS? (I)

En la entrada anterior traté de describir cuáles eran mis sensaciones después de la derrota electoral socialista del 20-N y ante el proceso precongresual en el que estamos inmersos. Me propongo hoy, bajo el título "¿Adónde vamos?", contribuir al debate del partido con algunas ideas sobre el rumbo que debe tomar el PSOE a partir de ahora.

En los procesos de este tipo son inevitables ciertas posturas-tópico: no importan los nombres, sino las ideas; hay que renovar las estructuras del partido para acercarlo a la sociedad; hay que favorecer la participación de la militancia ... Yo me propongo renegar, en la medida que pueda, de estas vaguedades que -por repetidas- no nos dicen nada a los militantes y aburren a la gente de forma considerable. Obviamente, todos podemos estar de acuerdo con cualquiera de estas afirmaciones, por eso son tan inútiles. Hay un cierto miedo a "retratarse" por temor a futuras consecuencias en los repartos de cargos o candidaturas, lo que deja en evidencia que nosotros mismos no acabamos de creernos eso que decimos de profundizar en la democracia interna. 

Mi propósito es posicionarme aportando ideas concretas. Sobre el funcionamiento interno del partido -pocas, dada mi poca experiencia en la vida orgánica del partido- y sobre la postura que debe adoptar el PSOE en diversos ámbitos de política general. Sobre nombres, voy a agarrarme al tópico, y diré que me parece bien cualquiera de los/as candidatos/as a la Secretaría General que asuma -en una medida que me parezca suficiente- las ideas que propongo. Pero para que mis pocos y fieles lectores no me acusen de escurrir el bulto, diré que, a día de hoy, creo que quien mejor representa los valores que -en mi opinión- el PSOE debe defender, es Alfredo Pérez Rubalcaba. Y volviendo al tópico -con permiso a tod@s para dudar de mi palabra- aseguro que, como militante, respaldaré lealmente al Secretario/a General que surja democráticamente del próximo congreso.

Sobre el funcionamiento interno del partido, asumo todas las buenas intenciones demostradas hasta ahora en los distintos documentos para el debate que se han hecho públicos. El problema es cómo se concretan esas buenas intenciones, que siempre se plantean como renovación pero, cuando triunfan, las cosas siguen como siempre. De eso es de lo que tenemos que huir esta vez. Intento hacer, en este ámbito, tres propuestas, aunque con distinto grado de concreción:
  • Elección de candidaturas por primarias a la francesa. Se da por hecho que todo el mundo las defiende y que se aprobarán en el congreso. Pero yo quiero aportar un matiz: pido que los estatutos reflejen este proceso de elección de candidatos como mecanismo ineludible, es decir no intercambiable por proclamaciones del Comité Federal o el correspondiente órgano de federación. El problema de nuestras primarias, sean francesas o no, es que en la mayoría de los casos no se celebran. Las primarias actuales forman parte de los mecanismos de elección de candidaturas del partido desde hace más de diez años. Y sin embargo, se pueden contar con los dedos de una mano las veces que se han aplicado para elegir candidaturas de relevancia.

  • Procurar la captación de militancia cualificada. Cuando digo "cualificada" no estoy pidiendo un examen de acceso. Pido que nuestros militantes sean conscientes de la organización a la que se afilian, de los valores que defiende, antes de dar este paso. A menudo nos encontramos con militantes que son del PSOE como se es del Real Madrid o del Barça - o lo son por herencia, porque antes lo fueron su abuelo y su padre- sin otro afán que defender lo propio y atacar lo del rival,  sin juzgar con un mínimo de objetividad y rigor las políticas de cada uno. Tenemos necesidad de  una nueva militancia, de más personas que se comprometan con valores progresistas y que tengan criterio propio, que no se sometan al posible dictado del secretario general de turno sin más y que no acudan al partido buscando un medio de vida. No estoy diciendo que sobre nadie, ni que no haya militantes cualificados/as en el sentido descrito, pero cualquiera que participe de la vida de su agrupación sabe que necesitamos más de éstos. Otra cosa es cómo captarlos, en eso reconozco que no tengo las cosas tan claras.

  • Limitación de tiempo en el ejercicio de cargos institucionales o electivos remunerados. Siempre he pensado, y pienso, que hay gente capaz de estar toda la vida en cargos públicos sin caer en la desidia o la corrupción. Pero debemos evitar los casos de personas que hacen de la carrera política su único medio de subsistencia. El ejercicio de cargos públicos no es una profesión, sino una actividad temporal de servicio a la ciudadanía. Por tanto, propongo que nadie permanezca en dichos cargos por más de ocho años consecutivos. Tras un periodo de regreso de, al menos, cuatro años a la actividad profesional propia, será posible de nuevo la propuesta de esta persona a un nuevo cargo público. Con esto se "oxigenaría" el partido, haciendo que las personas que ostenten cargos públicos tengan la obligación periódica de volver a tomar el pulso de la realidad cotidiana de la gente.

Termino diciendo que éste no es un congreso más del PSOE. No podemos cerrar en falso la pretendida renovación de nuestro funcionamiento interno. En el momento actual, conseguir una auténtica democracia interna en el partido ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad vital. De no hacerlo así, corremos realmente el riesgo de dejar de ser la gran referencia progresista en España.