Quienes tenemos cierta edad recordamos el clima que se vivió en España en los primeros 2000, cuando una coalición internacional invadió Irak con el pretexto de la existencia en el país de "armas de destrucción masiva", como se decía entonces. El "no a la guerra" como lema de manifestaciones masivas fue abriéndose paso para cuestionar la política internacional del Gobierno de España de entonces, dejando en evidencia que la población no respaldaba su deriva belicista. José María Aznar gobernaba con mano de hierro tras cosechar mayoría absoluta en las elecciones del año 2000 y se empeñó, como él decía, en "sacar a España del rincón de la Historia". Y lo hizo de la peor manera posible, involucrando a nuestro país en una guerra contraria al Derecho Internacional y que generó, además de la consiguiente espiral de muerte y destrucción, un clima de inestabilidad en la zona que alimentó peligrosos movimientos de terrorismo islamista.
El Partido Popular de entonces decidió ponerse de espaldas a ese clamor de la sociedad española, respaldando el afán militarista de su presidente. En esa deriva, nadie fue capaz de reconducir la actitud de Aznar y el partido en bloque respaldó esa nueva politica exterior atlantista y unilateralista, como país subordinado a los dictados e intereses de los Estados Unidos.
El resultado de todo esto fue poner a España en el punto de mira de esos movimientos terroristas, teniendo como útlima consecuencia los salvajes atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Con ellos empezó, tristemente, otra deriva muy de actualidad: la costumbre del Partido Popular de reescribir los acontecimientos de los que no es capaz de responsabilizarse -sobran ejemplos recientes: DANA de Valencia, incendios forestales ... -.
Hoy aceptamos que la desgraciada reacción del gobierno de Aznar a los atentados del 11M, intentando engañar masivamente a la población sobre la autoría del atentado, fue la clave de que el PSOE ganara las elecciones de 2004. Pero el relato no es completo. De acuerdo con el testimonio de José Luis Rodríguez Zapatero, los sondeos propios venían dando al PSOE un incremento sostenido en la intención de voto consecuencia del hartazgo de la población con los discursos belicistas del gobierno y la repulsa hacia quienes justificaban la guerra con argumentos sin base. Es decir, el engaño del 11M fue la gota que colmó el vaso, pero la tendencia venía de atrás, a expensas de un Partido Popular entregado al belicismo ilegal que no fue capaz de corregir el rumbo que imponía su líder.
Como siempre más claro imposible.
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