sábado, 1 de diciembre de 2012

TOMA DE POSESIÓN

El martes de la semana pasada, día 20 de noviembre, tomé posesión como concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Berja, ocupando la vacante que dejó mi compañera Isabel Arévalo, actual Delegada Territorial de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía. Por acuerdo de mis compañeros del Grupo Municipal Socialista -cuyo respaldo agradezco públicamente- he sido nombrado, además, portavoz del grupo en el Pleno del Ayuntamiento. Así que el día 20 -sí, 20-N, ¿coincidencia?- tuve un doble estreno en la política municipal: como concejal y como portavoz de mi grupo político.

Supongo que ahora estoy en eso que se suele llamar "la política activa", o me puedo considerar parte de eso que llaman "clase política" -denominación que, como ya he dicho alguna vez, detesto-. A pesar de que mi afición a la Política no es ningún secreto, es cierto que el ejercicio activo de ésta y la sensación de estar sometido, desde ahora, al escrutinio público de mis vecinos y vecinas por mis acciones u opiniones, causa un cierto vértigo. En estos primeros diez días de ejercicio me he sentido, hasta cierto punto, abrumado por la sensación de que ahora no solo aporto mi opinión para conformar la posición de mi partido, sino que respondo por ella públicamente de forma ineludible. Creo que es algo que sabré llevar, pero también creo que es un buen síntoma para mi ejercicio de la política que no me sea indiferente la presión a la que puedo estar sometido y la sensación de responsabilidad por mis acciones en el ejercicio del cargo. Ojalá me acostumbre a vivir con ella sin perderla, pues considero políticamente saludable que los cargos electos nos sintamos responsables de cómo representamos a nuestros conciudadanos.

Los días previos a la sesión plenaria del día 20 fueron de inquietud por miedo a defraudar la confianza de mis compañeros de partido o las expectativas que pudieran tener puestas en mí muchas personas simpatizantes que me han expresado su apoyo. Mis sensaciones, durante y después de dicha sesión, son de haber cumplido con mi deber dignamente, sin perjuicio de que mi actuación fuese mejorable -que lo fue, como todas-.

Traté de aportar al Pleno una actitud respetuosa con la institución a la que representamos los miembros de la Corporación Municipal. Una actitud que he echado de menos muchas veces en esta corporación, cuando he sido testigo de otras sesiones como público. Los concejales y concejalas debemos tener siempre presente que nuestros adversarios, por muy lejos que estén de nuestros planteamientos, merecen el respeto que se debe a los cientos de virgitanos a los que representan. 

Del desarrollo de la sesión plenaria, al margen de los desencuentros con el Sr. Alcalde o el portavoz del Grupo Popular -lógicos entre adversarios políticos-, me llevé la desagradable sensación de haber sido sometido a un trato que pretendió ser despectivo e irrespetuoso. Desde el comienzo de la sesión, se hizo patente que el Sr. Alcalde llevaba dos consignas claras para descalificar mi actuación. La primera de ellas fue tratar de hacerme pasar por incompetente, aunque "disculpándome" en tono paternalista -muy habitual en él- por inexperto. La segunda fue bastante más malintencionada, y consistió en repetir una y otra vez que yo no tengo suficiente conocimiento de los asuntos municipales o no me intereso por algunos de ellos por no ser virgitano de nacimiento.

No es ningún secreto, ni en Berja, ni en ningún otro sitio donde se me conozca, que, efectivamente, éste no ha sido siempre mi lugar de residencia. Y yo agradezco la acogida de muchísimos virgitanos y virgitanas que, al contrario que el Sr. Alcalde, me han hecho sentirme en mi pueblo cuando estoy entre ellos. Les agradezco infinitamente que, al contrario que el Sr. Alcalde, me hayan dado la oportunidad de participar, como uno más, en la vida social de este pueblo y aportar lo mejor que puedo y llevo dentro para mejorar todo aquello que está a mi alcance. A todos ellos y ellas, por el cariño y el apoyo que me demuestran cada día, les doy mis más sinceras gracias. Y por ellos y ellas, que me han aceptado como conciudadano sin pedirme certificados de virgitanidad, siento vergüenza ajena del comportamiento de nuestro Alcalde.