domingo, 8 de enero de 2012

¿ADÓNDE VAMOS? (I)

En la entrada anterior traté de describir cuáles eran mis sensaciones después de la derrota electoral socialista del 20-N y ante el proceso precongresual en el que estamos inmersos. Me propongo hoy, bajo el título "¿Adónde vamos?", contribuir al debate del partido con algunas ideas sobre el rumbo que debe tomar el PSOE a partir de ahora.

En los procesos de este tipo son inevitables ciertas posturas-tópico: no importan los nombres, sino las ideas; hay que renovar las estructuras del partido para acercarlo a la sociedad; hay que favorecer la participación de la militancia ... Yo me propongo renegar, en la medida que pueda, de estas vaguedades que -por repetidas- no nos dicen nada a los militantes y aburren a la gente de forma considerable. Obviamente, todos podemos estar de acuerdo con cualquiera de estas afirmaciones, por eso son tan inútiles. Hay un cierto miedo a "retratarse" por temor a futuras consecuencias en los repartos de cargos o candidaturas, lo que deja en evidencia que nosotros mismos no acabamos de creernos eso que decimos de profundizar en la democracia interna. 

Mi propósito es posicionarme aportando ideas concretas. Sobre el funcionamiento interno del partido -pocas, dada mi poca experiencia en la vida orgánica del partido- y sobre la postura que debe adoptar el PSOE en diversos ámbitos de política general. Sobre nombres, voy a agarrarme al tópico, y diré que me parece bien cualquiera de los/as candidatos/as a la Secretaría General que asuma -en una medida que me parezca suficiente- las ideas que propongo. Pero para que mis pocos y fieles lectores no me acusen de escurrir el bulto, diré que, a día de hoy, creo que quien mejor representa los valores que -en mi opinión- el PSOE debe defender, es Alfredo Pérez Rubalcaba. Y volviendo al tópico -con permiso a tod@s para dudar de mi palabra- aseguro que, como militante, respaldaré lealmente al Secretario/a General que surja democráticamente del próximo congreso.

Sobre el funcionamiento interno del partido, asumo todas las buenas intenciones demostradas hasta ahora en los distintos documentos para el debate que se han hecho públicos. El problema es cómo se concretan esas buenas intenciones, que siempre se plantean como renovación pero, cuando triunfan, las cosas siguen como siempre. De eso es de lo que tenemos que huir esta vez. Intento hacer, en este ámbito, tres propuestas, aunque con distinto grado de concreción:
  • Elección de candidaturas por primarias a la francesa. Se da por hecho que todo el mundo las defiende y que se aprobarán en el congreso. Pero yo quiero aportar un matiz: pido que los estatutos reflejen este proceso de elección de candidatos como mecanismo ineludible, es decir no intercambiable por proclamaciones del Comité Federal o el correspondiente órgano de federación. El problema de nuestras primarias, sean francesas o no, es que en la mayoría de los casos no se celebran. Las primarias actuales forman parte de los mecanismos de elección de candidaturas del partido desde hace más de diez años. Y sin embargo, se pueden contar con los dedos de una mano las veces que se han aplicado para elegir candidaturas de relevancia.

  • Procurar la captación de militancia cualificada. Cuando digo "cualificada" no estoy pidiendo un examen de acceso. Pido que nuestros militantes sean conscientes de la organización a la que se afilian, de los valores que defiende, antes de dar este paso. A menudo nos encontramos con militantes que son del PSOE como se es del Real Madrid o del Barça - o lo son por herencia, porque antes lo fueron su abuelo y su padre- sin otro afán que defender lo propio y atacar lo del rival,  sin juzgar con un mínimo de objetividad y rigor las políticas de cada uno. Tenemos necesidad de  una nueva militancia, de más personas que se comprometan con valores progresistas y que tengan criterio propio, que no se sometan al posible dictado del secretario general de turno sin más y que no acudan al partido buscando un medio de vida. No estoy diciendo que sobre nadie, ni que no haya militantes cualificados/as en el sentido descrito, pero cualquiera que participe de la vida de su agrupación sabe que necesitamos más de éstos. Otra cosa es cómo captarlos, en eso reconozco que no tengo las cosas tan claras.

  • Limitación de tiempo en el ejercicio de cargos institucionales o electivos remunerados. Siempre he pensado, y pienso, que hay gente capaz de estar toda la vida en cargos públicos sin caer en la desidia o la corrupción. Pero debemos evitar los casos de personas que hacen de la carrera política su único medio de subsistencia. El ejercicio de cargos públicos no es una profesión, sino una actividad temporal de servicio a la ciudadanía. Por tanto, propongo que nadie permanezca en dichos cargos por más de ocho años consecutivos. Tras un periodo de regreso de, al menos, cuatro años a la actividad profesional propia, será posible de nuevo la propuesta de esta persona a un nuevo cargo público. Con esto se "oxigenaría" el partido, haciendo que las personas que ostenten cargos públicos tengan la obligación periódica de volver a tomar el pulso de la realidad cotidiana de la gente.

Termino diciendo que éste no es un congreso más del PSOE. No podemos cerrar en falso la pretendida renovación de nuestro funcionamiento interno. En el momento actual, conseguir una auténtica democracia interna en el partido ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad vital. De no hacerlo así, corremos realmente el riesgo de dejar de ser la gran referencia progresista en España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario