viernes, 11 de abril de 2014

¿QUIÉN QUIERE LA RUPTURA?

Tanto en el PSOE como en IU existe una parte de la militancia y la base social que ni quieren ni han querido nunca el pacto de gobierno en Andalucía. No sé si son muchos o pocos, pero es evidente la existencia de este sector que no se siente cómodo en el pacto, en ambas fuerzas políticas.

En Izquierda Unida, la animadversión histórica al Partido Socialista no ha cesado con la formación del gobierno de coalición. Llama la atención cómo muchos de sus cargos públicos y orgánicos, a los que tengo por personas sensatas, se aplican a hurgar en la grieta abierta en el gobierno andaluz. Puedo entender la discrepancia entre ambos partidos, pero no que, con ocasión de la primera diferencia seria en la coalición, surjan tendencias centrífugas tan manifiestas y la gente no se preocupe de medir sus declaraciones y evitar echar más leña al fuego. Además, existe una parte de su base social que considera prescindibles las cautelas legales a la hora de ejecutar políticas sociales. Se defienden abiertamente medidas genuinamente revolucionarias que, en el marco actual, no se ajustan a la ley. Quizá algunas de ellas sean convenientes, pero habrá que encauzarlas dentro del marco legal establecido, reformarlo si se considera necesario, y asumir los condicionantes judiciales que vayan surgiendo como consecuencia de los recursos que el Gobierno de la Nación presente ante los tribunales. La política "guay" que entiende que no hay que tener remilgos legales al meter mano a asuntos de interés social no es compatible con la responsabilidad que entraña formar parte de un gobierno.

En el PSOE, hay un sector del partido que ha visto con recelo desde el principio el pacto de gobierno. Como todo el mundo sabe, hay muchos militantes y simpatizantes socialistas -por desgracia, a mi entender- que conciben nuestro partido como una especie de PP de marca blanca: más moderado, más tolerante, con una apariencia progresista, pero que en el fondo no pretende ningún cambio social de calado. Es un sector acomodado en el socialismo de escaparate y de discurso vacío, si es que puede llamarse socialismo a esa forma de pensar. Son los socialistas, como alguien dijo una vez, de "carnet del PSOE en cartera de Loewe", los que tienen una posición política claramente de centro, sin ninguna inquietud social que vaya más allá de la defensa de algunos derechos civiles. Este sector también se está lanzando a la crítica pública y descarnada hacia los compañeros de coalición, como si fuese gratis aumentar la tensión o, más aun, fuese una oportunidad para librarse de tan incómodos compañeros de viaje.

Me gustaría pensar que, en ambas fuerzas políticas, somos mayoría los que pensamos que el pacto de gobierno ha abierto unas expectativas de defensa de los intereses de los más débiles impensables en vísperas de las últimas elecciones autonómicas de 2012. El pacto, con todas sus limitaciones y el contexto económico adverso en el que tiene que desenvolverse, es la única opción de progreso que hoy -y probablemente en mucho tiempo- tenemos en Andalucía. Espero que todos los que, en el PSOE e IU, hemos vivido estos dos días con preocupación por la posibilidad de ruptura, sepamos impulsar la cordura en nuestro ámbito de actuación, haciendo posible una solución a la crisis de gobierno. 

Después de haber leído las informaciones aparecidas en la prensa, entiendo la postura de ambas partes y creo que cada una ostenta una parte de la razón. Solo respaldaría al 100% la postura de la Consejería de Fomento y Vivienda si tuviese absolutamente claro que no hay ni una sola familia en Sevilla que necesita una vivienda tanto como cualquiera de las desalojadas; que no se ha aceptado como mérito para obtener una casa haber ocupado un edificio, frente a quienes han sido más respetuosos con las normas establecidas y no lo han hecho. Y solo entendería completamente la postura de la Presidenta de la Junta de Andalucía si estuviese seguro de que se ha realojado de forma urgente a familias que no están en situación de riesgo de exclusión social o con menores a su cargo, que eran las situaciones previstas en el auto judicial que provocó el desalojo.

No sé si las posiciones encontradas son una pose política para marcar distancias en la antesala de la ruptura. Pero antes de embarcarse en aventuras de ningún tipo, todos, en IU y PSOE deberíamos tener claro que la única alternativa a este pacto es un gobierno de la derecha. Si eso es lo último que queremos, ¿quién quiere la ruptura?

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