1. El Partido Socialista ha perdido las Elecciones Generales de ayer, obteniendo el peor resultado electoral de la historia de la democracia.
2. El Partido Popular ha obtenido 10.831.000 votos y una mayoría absoluta aplastante. En 2008, el PSOE obtuvo 11.290.000 votos y solo mayoría simple. Por tanto, el incremento de escaños del PP -de 154 a 186- es más fruto del desplome del PSOE que del incremento de su número de votos -apenas 600.000-.
3. La alegría de IU por sus buenos resultados contrasta, a mi entender, con la escasa utilidad efectiva que tendrán sus 11 diputados en el Congreso. Con esto no quiero menospreciar el resultado, por el cuál les felicito muy sinceramente.
4. Un detalle tristemente curioso: mientras el electorado castiga severamente las políticas de recorte del déficit del PSOE, premia a los partidos conservadores cuando llevan esas políticas de recorte todavía más lejos. Lo que a unos se les afea hasta el extremo se considera un mérito en otros. No hay más que ver los resultados de Cataluña, donde CiU gana por primera vez al PSC, a pesar de los recortes salvajes en sanidad de la Generalitat.
5. Esta tarde, Mª Dolores de Cospedal daba una rueda de prensa. Entre otras cosas, decía que se necesita un gobierno que diga la verdad a los ciudadanos. A la vista de las quinielas de ministrables del gobierno de Rajoy, es difícil saber a qué verdades se refiere esta señora. ¿A las suyas, como cuando acusó -sin pruebas de ningún tipo- al gobierno socialista de espiar a altos cargos del PP? ¿A las de González Pons, prometiendo 3,5 millones de empleos? ¿A las de Ana Mato, cuando afirmó que los niños se sentaban en el suelo en los colegios públicos de Andalucía o que no había visto el Jaguar que su marido tenía en el garaje? ¿A las de Federico Trillo, cuando decía que las víctimas del accidente del Yak-42 habían sido correctamente identificadas antes de la repatriación de los cadáveres? ¿A las del propio Rajoy, como aquella del 13 de marzo de 2004: "Tengo la convicción moral de que ha sido ETA"?
6. A pesar de la contundente victoria del Partido Popular y de sus convicciones en materia de ortodoxia financiera, los mercados siguen atacando la deuda española y la bolsa ha seguido cayendo. Parece que Rajoy no es, en sí mismo, la solución a los problemas -lo cuál está siendo una gran decepción- y que tendrá que mojarse para buscar soluciones. Se acabaron los "depende" y los "haremos las reformas que dicte el sentido común", toca posicionarse de una vez y ponerse a trabajar.
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